viernes, 7 de agosto de 2009

Tesis: Derecho al Trabajo

DERECHO AL TRABAJO


PUNTO DE PARTIDA: ELEMENTOS CONCEPTUALES

“El trabajo, es en primer término un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que este realiza, regula y controla mediante su propia acción su intercambio de materias con la naturaleza”.

El trabajo es una necesidad vital y consciente. Al actuar sobre la naturaleza ambiente, el hombre la modifica y se modifica así mismo. Al transformar la naturaleza, el hombre realiza sus objetivos conscientes, adopta los objetos naturales a sus necesidades, no debe destruirla, sino que su acción debe ser compatible, armónica con ella. Gracias al trabajo el hombre se ha separado del reino animal.

Por lo tanto, el trabajo es un derecho inalienable del ser humano para su desarrollo y bienestar en sociedad. Precisamente, el trabajo es un derecho humano fundamental, necesario para alcanzar una vida digna, por lo que todas las personas, sin discriminación alguna, tienen derecho a su plena y efectiva realización. Al mismo tiempo, el trabajo es una actividad útil de las personas que les permite producir bienes y servicios para satisfacer sus necesidades personales y sociales, creando a la vez valores materiales y espirituales. De esta manera, el trabajo es la fuente de toda riqueza. Lo es, en efecto, a la par que la naturaleza, proveedora de los materiales que él convierte en riqueza. Pero el trabajo es muchísimo más que eso: Es la condición básica y fundamental de toda la vida humana, comprendido no sólo como un medio de supervivencia sino también como un medio de bienestar, dado que permite el desarrollo personal y la aceptación e integración social de quien realiza una labor o trabajo. Esto último cobra especial importancia respecto a aquellos trabajos que están más integrados a la vida de la comunidad, como una iniciativa de existencia y resistencia de los pueblos.

Resulta pertinente aclarar que el derecho al trabajo no se circunscribe solamente al trabajo a sueldo o a lo que se conoce como empleo, pues abarca todas las actividades humanas que les permiten a las personas “ganarse” la vida. Lo anterior significa que una concepción amplia del trabajo incluye el realizado tanto por los trabajadores independientes o que desarrollan labores por cuenta propia, como el de los trabajadores que prestan sus servicios a un empleador bajo la modalidad de un contrato de trabajo.

El concepto de trabajo tiene en gran parte una naturaleza política. Así lo reconocen los instrumentos internacionales de derechos humanos al establecer que el derecho al trabajo debe desarrollarse en condiciones que garanticen “las libertades políticas y económicas fundamentales de la persona humana.. Desde este punto de vista debe señalarse que el derecho al trabajo está ligado a otros derechos tanto sociales como civiles y políticos, y tiene una importancia fundamental para el ejercicio de otros derechos como la vida, la dignidad humana, la igualdad, la alimentación, la vivienda y la educación, entre otros. Por lo mismo, resulta evidente que el trabajo es un medio para alcanzar el desarrollo y satisfacer las necesidades básicas del ser humano.

El trabajo en condiciones dignas es entendido como aquel que se realiza en condiciones propicias que garanticen al trabajador la satisfacción más plena posible de todos sus derechos, enunciados de manera exhaustiva en el derecho internacional de los derechos humanos. Un criterio para determinar que el trabajo no se realiza en condiciones dignas es la explotación a la que se ven sometidas las personas en su trabajo y que, generalmente, están relacionadas con elementos básicos del derecho como la prohibición del trabajo forzoso, la no discriminación en todos los niveles de empleo, la capacitación, la remuneración, la seguridad y la salud e higiene, entre otros aspectos.

La igualdad de oportunidades; el salario mínimo vital y real; la estabilidad laboral; la irrenunciabilidad a los beneficios mínimos laborales; la situación más favorable a los trabajadores; la superioridad de la realidad sobre formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones laborales; la capacitación, el entrenamiento y el descanso necesario; protección especial a la mujer, a la maternidad y la lactancia, son considerados universalmente como los principios que deben dirigir el desarrollo del derecho universal al trabajo.

Como “toda actividad productiva del hombre”, no se ha referido en particular a ese hombre individualmente considerado, sino que se da en medio de relaciones sociales, donde no todos desarrollan las mismas actividades-, en las que unos entregan su capacidad en una labor para otros, quienes a su vez, a cambio les “pagan” el esfuerzo, físico o mental, por la labor realizada (Fuerza de Trabajo). El resultado de la labor, fruto del esfuerzo físico o intelectual, le pertenece al que paga; mientras, el que trabaja debe comprar lo que fabricó o el servicio que prestó para la satisfacción de sus necesidades. En este marco, el trabajo se constituye en la base fundamental de la organización social, en el factor fundamental de la creación de la riqueza y el mejor medio para la dignificación de la existencia humana.

El monetarismo, la apertura, la privatización, la internacionalización, tienen un denominador común: la economía del mercado y hoy una consecuencia del capitalismo: el neoliberalismo. Aquí, el mercado, con las fuerzas que dominan su oferta y su demanda, siempre tiene la razón y el equilibrio absoluto del sistema. Al mercado entran productos de consumo y materias primas para la producción. Todo en el mercado es una mercancía. El trabajo humano, desde luego, también es una mercancía como cualquier materia prima. La teoría del mercado se olvida del trabajo – valor, olvida que el trabajo no es una mercancía cualquiera sino la única que produce el valor y que parte de ese valor, el que se queda en manos del empresario, privado o público, es la plusvalía, base de la acumulación del capital. Pero si toda la plusvalía se acumula y la fuerza de trabajo sigue pagándose como una mercancía de acuerdo a la ley del mercado, a su oferta y demanda, no habrá demanda para toda la oferta de mercancías producidas, se frenará la inversión y aumentará el desempleo.”

El desempleo es, pues, el producto inevitable de la acumulación capitalista que coloca al desnudo el estado miserable de superexplotación a la que los trabajadores bajo el sistema capitalista son sometidos; es un mal inherente a dicho sistema y solo él es el causante; es, más, no sólo lo causa, sino que lo promueve y lo necesita para aumentar las ganancias del capital.


ELEMENTOS DE CONTEXTO.

Los cambios en el mundo del trabajo se dan en el marco global de la división internacional del trabajo por el imperialismo, de la reestructuración del sistema capitalista, que no sólo toca los fenómenos económicos sino que se extiende al fortalecimiento de un nuevo modelo de Estado, con unas funciones políticas y sociales alejadas del papel que debe cumplir un verdadero estado social. América Latina debía crear, entre 1990 y el año 2006, un total de 80 millones de empleos, de los cuales correspondían a Colombia 5 millones y medio. La legislación, que trajo una baja inclinación a la contratación, nos alejó de estas metas, con consecuencias en nuestro conflicto social. Los impulsores de la Ley 50 del 90, con Álvaro Uribe Vélez a la cabeza, prometieron que se crearían 5 millones de empleos si se acababa con las cesantías, si se bajaban las pensiones, si se acababa con la estabilidad: si se hacía una legislación más elástica en términos del mercado. Amenazaron que si no se hacía eso, se iría al fracaso y al caos.

Los procesos de desempleo y precarización del empleo que se viven en el mundo y, particularmente en Colombia, han modificado las concepciones que se tenían del derecho al trabajo; bajo las nuevas formas de contrato de tipo civil o administrativo que se han impuesto en el mercado, han desplazado las formas de contratación laboral que garantizaron los derechos de los trabajadores por varias décadas, derechos conquistados en históricas luchas desde mediados de siglo XIX. La crisis de los sindicatos, excavados en sus bases por las nuevas realidades de la producción y por la aplicación de políticas antiobreras y antisindicales, impide la permanencia y la identidad en las causas de los trabajadores y han reducido las posibilidades de acción colectiva frente al capital.

El proceso de “modernización” de la economía colombiana que tuvo entre sus componentes, en materia de ajuste laboral, la reforma laboral (Ley 50 de 1990), la reforma a la seguridad social (Ley 100 de 1993), y la intermediación laboral, trajo como resultado mas desempleo disfrazado de “trabajo informal”, que para 1992 alcanzó el 62%, y el consecuente deterioro en los estándares laborales: jornadas superiores a las legales, inestabilidad del empleo, ingresos inferiores al salario mínimo establecido por la ley, carencia de seguridad social (desprotección de 79.1% del servicio doméstico, 91.9% de las ayudantes familiares, 89.7% de los trabajadores independientes y 43.9% de los trabajadores de microempresas) y, por supuesto, inexistencia de capacidad de representación sindical .

Criticas estructurales de la situación social en Colombia:

Existen graves desigualdades en la sociedad colombiana como las que se dan en la distribución de la riqueza nacional, incluyéndose la propiedad sobre la tierra y el capital.
No es normal que los niveles de bienestar para la población empeoren constantemente, en un país con una economía en crecimiento: niveles elevados de pobreza, los cuales afectan a la mayoría de los habitantes del país; alta tasa de morbilidad infantil, la de Colombia es una de las más altas de Suramérica, incremento de la población desterrada por las políticas de estado, de los niños abandonados, o niños de la calle. El gobierno a través de programas asistencialistas ( madres comunitarias, familias en acción, familias guarda bosques, banco de las oportunidades…) enmarcados en las tesis de focalización del gasto, de la lucha contra la pobreza y el terrorismo, desarrollo agrario basado en monocultivos, el saqueo de los recursos naturales (renovables y no renovables) la figura de flexibilización del trabajo; ha conllevado a la caída del valor real de los salarios; la violación del derecho a los trabajadores de formar y asociarse a sindicatos, y la falta de garantías a la contratación y negociación colectiva y acciones huelguísticas; las altas tasas de trabajo infantil, en especial en condiciones arduas e insalubres; y la carencia de las medidas de seguridad industrial, entre otros, son pruebas irrefutables de lo regresivo e inoperante del modelo dominante.

El sur occidente: fiel reflejo de lo que sucede en otros lugares

Los estudios existentes en materia laboral permiten deducir que lo que pasa en el sur occidente del país, Cauca, Valle y Nariño; no se aparta, , de lo que acontece a nivel nacional e internacional, producto de la aplicación de las recetas neoliberales; Si se consideraran las consecuencias del modelo, el sur occidente es una de las regiones colombianas que presenta los mayores indicadores de exclusión social y en donde la distancia entre ricos y pobres se ha profundizado: Baja participación en el PIB Nacional, altos índices de pobreza e incremento de la informalidad son apenas síntomas del mal que aqueja la región. Cabe anotar que la simetría se da entre Cauca y Nariño, mientras que el Valle muestra una marcada divergencia, al menos en algunos guarismos, producto de la estrategia que utiliza el sistema para implementar sus medidas: Especialización de las ciudades y de la mano de obra de acuerdo a los intereses del capital.

Variables económicas de los departamentos del Sur occidente :


ÍTEM CAUCA NARIÑO VALLE
PIB Per cápita(millones de $) 1.850.734 1.642.170 4.418.631
Participación en PIB Nacional 1.5 1.7 12
Índice de Pobreza 73.3 71.7 47.6
Distribución de los Ingresos 58 60 65
Ingresos tributarios Per cápita 38,918 35,200 128,927
Fortaleza tributaria 13.2 13,2 39.2
Numero de establecimientos (industria) 111 57 1042
Densidad Empresarial 45.9 59.5 173.6
Personal ocupado (Industria) 9.229 1.751 80.409
Personal Remunerado (Industria) 6.837 1.508 62.581


LAS POLITICAS DEL ESTADO BURGUES

1. El movimiento obrero, que históricamente ha sido la principal fuerza en la lucha contra el capital, es también el más duramente golpeado por la ofensiva neoliberal. No se trata solo de los devastadores efectos de la quiebra del aparato productivo, del desmonte de las funciones sociales del Estado, de las privatizaciones y la tercerización en la contratación laboral, que han destruido millones de empleos y envilecido las condiciones de trabajo; sino de una persistente ofensiva ideológica para señalar a las organizaciones de izquierda como en desuso, a las ideas sobre luchas de clases como antisociales, promotoras del terrorismo y fuera de la época y a los sindicatos como defensores de privilegios y responsables de la quiebra de las empresas, de la corrupción, de la burocracia e ineficiencia del Estado. En este marco, la burguesía ha uutilizado el empleo, no solo para aumentar sus capitales, sino políticamente para dividir y chantajear a los trabajadores y sus organizaciones.

2. El capitalismo pretende cambiar el objeto del derecho del trabajo – esto es, la protección de las personas que trabajan – y sustituirlo por otra legislación. En su lógica, los trabajadores no son personas que trabajan sino recursos (humanos), y antes que en el reconocimiento y tutela de sus necesidades y derechos se piensa y obra en función de las exigencias de los mercados (entre ellos el de trabajo), a cuyo culto todo se inmola.

Para el efecto, el neoliberalismo disminuye los costos del trabajo, con base en estrategias de legitimación, que se presentan como supuestas ventajas para los trabajadores, entre las cuales proponen estar devolviendo al trabajador sus libertades perdidas por las dictaduras sindicales y en los enredos administrativos de las regulaciones del Estado... “Ahora podrá tener mayores oportunidades de movilidad social y de elegirlas libremente”.

3. La conversión de las excepciones en generalizaciones es otra de las astucias del neoliberalismo para presentarse como toda una ideología del cambio social. Esta nueva ideología va conformando una nueva utopía, un nuevo ideal. Se trata de una utopía para pintar un horizonte. Las reformas laborales que recortan las garantías y los derechos políticos, económicos, sociales y culturales de los trabajadores y de las trabajadoras, han tenido como consecuencia indisimulable la de aumentar los poderes y los beneficios de los patrones, pretenden adecuar las normas laborales a las exigencias de la economía de mercado, teniendo como prioridad la reducción del costo laboral. Un derecho del trabajo a la inversa, orientado únicamente en el sentido de los intereses del capital.

4. El eficientísmo económico reclama la derogación de las normas y las protecciones laborales, la individualización de las relaciones de trabajo y el retorno del contrato de servicios: El culto al egoísmo ha suplantado al de la solidaridad, y bien difícil resulta así identificar al producto de esa nueva lógica con lo que en otro tiempo llamamos seguridad social. Para el sistema capitalista las relaciones colectivas deben ser reemplazadas por relaciones individuales y en estas no caben los sindicatos: “La sociedad no existe; solo existen los individuos”. Los factores determinantes de la permanencia son la productividad y la competitividad, con lo cual se destruye la conciencia social y la solidaridad, bases de cualquier organización. Los neoliberales tienen el “propósito de construir la competitividad nacional a cuenta de la precarización de las relaciones laborales”. Esta situación se profundiza día a día con la creación de los monopolios internacionales, característica fundamental del desarrollo del imperialismo como fase final del capitalismo. Estos monopolios trasnacionales y multinacionales, no generan empleo, por el contrario lo disminuyen y precarizan sus condiciones, pues, no solo sobreexplotan las riquezas y recursos naturales, sino que los saquean y se llevan los puestos de trabajo que originan su transformación ya que la mayor parte de los puestos de trabajo se dan en los países que los transforma y no donde se extraen.

5. Los cambios tecnológicos contribuyen a acelerar cambios en la organización productiva y en relaciones laborales: El conocimiento no es neutro, mucho menos la aplicación que de él se hace. En este marco, innovaciones o modificaciones tecnológicas han cambiado radicalmente las calificaciones laborales y provocado, además, un mayor desarrollo de los sectores terciarios frente a los manufactureros y una progresiva pérdida de las diferencias entre trabajadores manuales y no manuales. El mecanismo de producción capitalista en cuanto al avance de la tecnología, en manos de la burguesía, cuida muy bien que los cambios estén orientados única y exclusivamente al incremento del capital sin importar que no vayan acompañados del alza en la demanda de trabajo. En esta forma la tecnología es utilizada contra los trabajadores para explotarlos más y desplazarlos de su derecho fundamental al trabajo. La tecnificación de las fábricas y las demás empresas, en el sistema capitalista se hace en contra de mayor empleo y es utilizada como arma para obtener rebajas en la mano de obra.

6. Los procesos de desregulación productiva afectan en general los diferentes aspectos de la relación laboral: Ha crecido la precariedad y la temporalidad en el trabajo. En todas las ramas de la actividad económica, el empleo temporal se incrementó de manera significativa, el principio general en materia laboral para los trabajadores es la inestabilidad, entendida esta, como la incertidumbre que le asiste al trabajador en el sentido de que, mientras de su parte ha observado las condiciones fijadas por la ley burguesa en relación con su desempeño, no impide ser removido del empleo. Al propio tiempo, el crecimiento excesivo del desempleo y la multiplicación de formas de contratación precarias e inhumanas conducen a la desorganización del proletariado y a la división de sus fuerzas, dando origen a diversas situaciones que hacen aún más difícil la lucha de masas.

7. El desempleo y las condiciones de precarización afectan con fuerza especial a los jóvenes, a las mujeres, a los más pobres y a otras poblaciones en situación de vulnerabilidad. Las cifras, aún las del establecimiento, demuestran la relación estrecha entre acceso al mundo laboral y condiciones de vida; así las cosas, los sectores excluidos de la sociedad colombiana son los que continuamente se ven sometidos con frecuencia a mayores vejámenes en términos de subordinación, remuneración, jornadas laborales. También es latente la discriminación reinante en lo relacionado con la edad, donde un trabajador después de los treinta años es considerado no útil para trabajar, y en contraste a los sesenta es demasiado joven para pensionarse, así mismo en lo racial y religioso por parte de las empresas con la complicidad del Estado que agrava la problemática del derecho al trabajo.





PROPUESTAS

Luchar por la conquista y defensa del derecho al trabajo permanente en condiciones dignas, con seguridad social integral, libertad y garantías sindicales, contratación y negociación colectiva, y erradicación del trabajo infantil, por lo cual se propone:

1. Expedición del estatuto al trabajo que desarrolle:
a. Contrato de trabajo indefinido, sin discriminación a la mujer, con protección laboral a la maternidad y la familia, erradicación del trabajo infantil.
b. Salario real, seguridad social integral en términos de calidad, universalidad y gratuidad
c. Jornada de trabajo de 36 horas semanales, descanso obligatorio remunerado, recreación, deporte y educación.
d. Derecho a la contratación y negociación colectiva, libertad y garantías al libre derecho de asociación sindical, derecho a la huelga, garantías y derecho a la información, promoción y respeto a los derechos humanos.

2. Política de empleo
a. Nacionalización sin indemnización de la industria, de las empresas estatales privatizadas y las riquezas nacionales.
b. Reforma agraria estructural e integral.
c. Integración comercial del país en el marco de la solidaridad con los pueblos y del respeto a la soberanía nacional y popular.
d. Reestructuración de la política monetaria y fiscal.


PLAN DE ACCION

1. Movilización como eje articulador del proceso de unidad popular, para la confrontación del estado burgués.

2. Profundizar el estudio de las nuevas realidades del mundo laboral, del país y en particular las del sur occidente dándole importancia a las teorías revolucionarias y su aplicación en nuestras condiciones concretas, a la democracia popular, la libertad y la paz con justicia social.

3. Ampliar el espacio social del movimiento obrero mediante el desarrollo de la alianza, obrera campesina y popular, el estimulo a las luchas y la promoción del más amplio debate para armar ideológicamente a las masas.

4. Tomar medidas para afrontar los efectos negativos del sindicalismo colaboracionista anclado en algunas direcciones de las organizaciones sindicales y populares para reestructurarlas y darle peso al trabajo entre las bases y cambios en su direccionamiento político. Luchar por restablecer los principios originales del sindicalismo.

5. Fomentar formas de producción, distribución y comercialización, que rescaten los principios y valores del cooperativismo, como forma de organización y medio auxiliar de lucha de los trabajadores que los unifica; como avances progresivos en la lucha contra el capital, la burguesía y el capitalismo; pero en el entendido de que esto no es suficiente y que es necesario continuar avanzando.

6. Fomentar el estudio, socialización y respeto del derecho al trabajo y los derechos que de su desarrollo se desprenden: El sistema de seguridad social, la promoción de los derechos de los pueblos en materia laboral, y en condiciones insalubres y de discriminación, la atención a indigentes y niños de la calle y erradicar las practicas de trabajo infantil.

7. Formular desde las organizaciones populares programas específicos contra la pobreza y la indigencia y luchar por su implementación.

8. Fortalecer los mecanismos de denuncia nacional e internacional ante los incumplimientos a los compromisos que en materia laboral y de derechos conexos el gobierno y sus instituciones hayan suscrito con las organizaciones populares.

9. Participar de manera activa de la orientación y las convocatorias internacionales y/o nacionales encaminadas a confrontar las políticas del imperialismo.

10. Fomentar la solidaridad militante con los conflictos de los trabajadores en todo el territorio nacional e internacional y las luchas de los pueblos.

11. Develar el carácter, la naturaleza y los fines esclavistas de las microempresas promovidas desde el ESTADO y demás programas asistencialistas.

12. Fomentar, programas de Educación Política, en sus diversos niveles, encaminados a rescatar y/o formar dirigentes sindicales y populares.